Mi mayor Tesoro

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      Ella es una persona algo especial. Soñadora compulsiva, llena de ideas en la mente y de buenos sentimientos en el corazón. Tan noble que sería incapaz siquiera de lastimar una hoja otoñal y tan carismática que alegraría a una madre que tiene a su hijo en la guerra. Posee una belleza capaz de encandilar a cualquiera, con una figura donde nadie se extrañaría si dijeran que fue moldeada por el más grande de los artistas. Dueña de un calor acogedor que hasta el mismo sol se le acercaría para sentirse confortable. Muy entusiasta en las actividades que hace, siempre tratando de dar lo mejor de si. Poseedora de una mente curiosa y didáctica, siempre queriendo aprender cosas nuevas y tratando de quedarse con las menos dudas posibles. Si tuviera que buscar la palabra ternura en un diccionario de sinónimos, aparecería ella como la primera palabra, sin duda ese es uno de sus mayores atributos. Menos confiada que antes gracias a la didáctica clase de la vida, pero aun así mantiene una inocencia que no deja de sorprender, tanto así que en ocasiones puede confundirse con una pequeña niña. Amiga de la naturaleza, todo lo verde la atrae. Podría perderse días enteros en paisajes de ríos, cascadas y casas en árboles. Dueña de muchas cosas, entre ellas un pequeño hurón que siempre tiende a confundirlo con una gata, algún día aprenderá que es un hurón de verdad. No es amiga de los problemas, generalmente prefiere hacerse a un lado de ellos aunque vengan de frente suyo, pero éstos no pasan sin dejarle una pequeña carga en la espalda que más tarde tendrá que sacarlas todas a la vez a través de los ojos. 

      Por el día se va donde su fiel esposo el mar, el solo escucharlo la hace sentir viva. Pero al llegar la noche se deja abrazar por su amante la Luna, envolviéndola en una magia que sólo aquellos que saben observar el cielo pueden sentir; las luciérnagas inmóviles adornando la Luna la llenan aun más con aquella magia, haciéndola viajar a mundos e historias de amor que nadie podría imaginar. 

      Dicen que su corazón tiene dueño, un forastero que le devolvió la sonrisa y la ilusión de una nueva primavera. Al estar lejos uno del otro, forman palabras mediante las estrellas para poder comunicarse, no por mucho ya que ambos saben que el tiempo pasa y el espacio entre las estrellas disminuirá. Cada día que pasa es un paso hacia él, cada noche un sueño menos por cumplir. 

      En fin todo aquello es el mejor regalo y mayor tesoro que poseo, y sólo es una pequeña parte de todo lo que es en realidad. Un tesoro invaluable que siempre cuidaré y defenderé con sangre y fuego si fuese necesario. Mientras tanto, seguiré esperando la noche para que pueda leer en las estrellas lo mucho que la quiero hasta que prontamente ya no sean necesarias…

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